Los directivos de la mayoría de las empresas están sometidos a un ritmo de trabajo donde deben estar permanentemente resolviendo temas urgentes relacionados a la gestión productiva, comercial o financiera de la empresa, otros temas importantes por lo general relacionados a la gestión de los recursos humanos y seguridad, quedan postergados en un segundo plano, y no son relevantes hasta cuando se dan situaciones que ponen en peligro a las personas e instalaciones o bien se abren conflictos laborales con trabajadores o sindicatos que por lo general terminan en la Inspección del Trabajo o en otro organismo fiscalizador y que suelen traducirse en fuertes multas o clausuras, cuando no demandas colectivas, tratándose de problemas que afecten a la comunidad.
Los directivos tienen el deber de visualizar puntos ciegos en la gestión de su empresa para que materias tan importantes como la seguridad, salud ocupacional y medioambiente no generen ruido producto de una gestión deficiente y que al contrario, dichos aspectos se conviertan en un aporte de valor y ventajas competitivas en un mercado cada vez más estricto y exigente.